domingo, 10 de abril de 2011

DJ Quik - Rythm-al-ism (1998)

Menos las menciones directas a la violencia, reducidas aquí al mínimo absoluto, todo lo que DJ Quik fue hasta, y todo lo que ha sido a partir de Rythm-al-ism está aquí resumido. Puede que no hayan mejores ejemplos de la excelencia a la que puede aspirar el género, y es muy satisfactorio ver que tal mastodonte haya podido cocerse en el horno musical de una sola persona. No es que falten invitados de lujo, ni mucho menos: El DeBarge, Suga Free, Snoop Dogg, Nate Dogg, AMG y Mausberg entre otros dejan sus perlas a lo largo y ancho, pero en ningún caso proyectan sombra alguna sobre quien es el gran maestro y padre de la criatura. En un tour de force de genialidad y saber hacer, desde la instrumentación a la mezcla, Quik consiguió articular un discurso acústico depuradísimo combinando sus estilos preferidos: hip-hop de la costa oeste basado en el funk, el inevitable guiño dancehall, arreglos RnB y salpicones de improvisación libre cercana al jazz. La primera escucha eleva a un lugar mejor, y cada escucha refuerza una sensación de que se está ante un trabajo insuperable. Las letras son tan ingénuas como el material clásico de Quik, más eternas aún si cabe gracias a su atemporalidad. Estos deliciosos relatos de sexo, fiestas, drogas y chuleteo (que coinciden con uno de los periodos más tumultuosos en la vida de DJ Quik) están hilados con un estilo que mezcla descaro y una imagen de suavidad muy depurada, reforzada sin paliativos gracias a lo aterciopelado del sonido. El que se lo lleve a casa se lleva un logro descomunal, un disco para toda la vida: hace bailar, relaja y hace soñar a partes iguales. Suena igual de redondo ahora que cuando salió, y lo seguirá haciendo hasta que el próximo holocausto haga que California vuele por los aires.

No hay comentarios:

Publicar un comentario